
Cancún, Q. Roo. 19 de agosto 2018
El programa “Conduce sin alcohol” se trajo a Cancún, con el objetivo de reducir los accidentes, pero no para convertirse en un mecanismo para generar cobros, multas y extorsiones a los habitantes, afirmó Eduardo Busharé, integrante del primer grupo ciudadano vigilante y observador de este programa.
En entrevista telefónica para el noticiero matutino local de Radio Fórmula, explicó que como integrantes del programa “Convivencia Sin Violencia”, trabajan desde hace aproximadamente 10 años con el objetivo de crear ambientes sanos para los jóvenes.
“Se trajo el alcoholímetro ante la cantidad de accidentes en los que estaban involucrados los jóvenes, por adultos y menores de edad que estaban conduciendo en estado de ebriedad fue que nos dimos a la tarea de traer este proyecto”, expresó en una charla para un entrevista.
Explicó que gracias al apoyo de Mondragón y Kalb, el programa se pudo traer tal cual desde la Ciudad de México y “ese es el momento en que se involucran de lleno.
“Fue durante la administración de Julián Ricalde Magala que se implementó el programa con una buena cantidad de visores ciudadanos”, añadió.
“La idea era traerlo y donde no tuvieras que pagar una multa, en donde fuera un programa totalmente preventivo, es un programa para salvar vidas, no es un programa para estar en contra del consumo de alcohol, ni para cobrar multas, ni para estar teniendo un negocio de amparos”, indició Eduardo Busharé.
De igual manera, detalló que inicialmente se tenía entendido que si una persona manejaba en estado de ebriedad o no pasaba la prueba del alcoholímetro dando por encima de .40, es que te hacías la sanción de tener de 24 a 36 horas detenido en “El Torito”, sin derecho a no pagar ninguna multa, pero además si pedías algún amparo tenía que regresar a cumplir tus horas.
Comentó que ellos como integrantes de “Convivencia sin Violencia” estuvieron fungiendo durante toda la administración de Ricalde Magaña como observadores y se repartían los horarios del alcoholímetro.
“Queríamos que hubiera una presencia ciudadana y evitar algún de mal manejo, que no se llevara a cabo el protocolo, de estar apoyando a la ciudadanía y también estar apoyando a Seguridad Pública”, según refirió.
Lamentó que “el protocolo como tal ya no se sigue, desde la administración anterior, porque los amparos son muchos más fáciles de obtener, mientras que las cuotas por el arrastre o el retén aumentan”.
Puntualizó que anteriormente el vehículo podía ser asegurado por el acompañante del conductor en estado de ebriedad, siempre y cuando tampoco diera positivo en la prueba de alcoholimetría.
“Cuando llegaban a retirar el vehículo, la gente ya no regresaba a cumplir sus horas, sacaban un amparo, entonces ya no había ningún instrumento que quedara en garantía y fue que cambió para que el vehículo se quedara en garantía para que el infractor regresara a cumplir sus horas”, añadió.
Referente a si esta estrategia es correcta, opinó que “para que la gente cumpla las horas de sanción y para que el programa se siguiera llevando como tal, creo que eso sí era un elemento positivo, lamentablemente se ha ido cambiando y ahora es un elemento más para estar cobrando multas”.
Según precisó, al cuando dejaron de ser observadores ciudadanos, tenían una estadística que indicaba que los accidentes se habían reducido un 40% tras la instalación del alcoholímetro.
Admite que esta cifra muchas veces puede ser por buen funcionamiento del programa y otras porque los mismos conductores prefieren dejar sus unidades ante el temor de una multa o petición de una “mordida”.
Sobre qué cambiaría para mejorar este programa, dijo que “regresar a los protocolos, el operativo en la Ciudad de México debe de llevar 15 años y sigue funcionando tal cual y no ha tenido ningún problema”.
De hecho, aseveró que el mismo Mondragón y Kalb, uno de los principales promotores del programa y que lo implementó primero en la ciudad de México y todo su equipo están dispuestos a venir a dar asesoría para retomar los protocolos del alcoholímetro.
Agencia Infoqroo